Origen: Francia/Bélgica, 2016. Dirección: Joachim Lafosse. Con: Bérénice Bejo, Cédric Kahn, Marthe Keller. Guión: Fanny Burdino, Joachim Lafosse, Mazarine Pingeot y Thomas van Zuylen. fotografía: Jean-François Hensgens. Cine: Cines del Solar.

BUENA


“Ya ni soporto ver cómo camina”, confiesa Marie (Bérénice Bejo) durante una cena con amigos. Habla de su pareja, Boris (Cédric Kahn). La relación está quebrada, pero Boris se niega a marcharse. Pretende que Marie le pague 200.000 euros, equivalentes a la mitad del valor de la casa. Ella tiene sus argumentos y ofrece menos. Ese tira y afloja es una permanente batalla dialéctica que enmarca la convivencia forzada. En el medio las gemelas Jade y Margaux entienden a medias qué está pasando realmente, mientras son testigos de discusiones subidas de tono y mantienen la ilusión de que sus padres se reconcilien.

No se justifica el cambio de título, teniendo en cuenta que el original (“La economía de la pareja”) se ajusta como un guante a esta nueva incursión de Joachim Lafosse por lo más profundo de las relaciones humanas. El realizador belga, autor de las notables “Propiedad privada” y “Perder la razón”, se toma su tiempo y va desgranando postales íntimas de ese hogar disfuncional que mantiene prisioneros a Marie y a Boris.

Lafosse alterna planos secuencia -buenísimo el del comienzo, con la cámara pivoteando del recibidor a la cocina al compás de los protagonistas- con viñetas silenciosas del día a día familiar. Prácticamente toda la película transcurre dentro de la casa, convertida en un conjunto de compartimentos estancos en los que Marie, Boris y las nenas respetan sus lugares. Cada pequeña ruptura de esa incómoda rutina provoca, necesariamente, un conflicto.

Lafosse cuenta la historia sin apurarse. La amplia gestualidad de Bérénice Bejo y la compacta figura de Cedric Khan son los pilares sobre los que construye su película, narrada con profusión de pausas y una cuidada puesta en escena, teatral desde el manejo y la ocupación de los espacios.

Por momentos, Marie y Boris dejan de lado los picotazos y parecen encontrar un margen para salvar la pareja. Una coreografía que comparten con sus hijas provoca un chispazo que termina en la cama. Pero son engaños pasajeros. La relación está terminada y de la peor manera: atada a una pelea por la plata.

“Después de nosotros” constituye otra buena apuesta de Cines del Solar por el mercado europeo, en este caso por un drama que abreva en la tradicional cualidad del cine francés para bucear por las emociones.